miércoles, 18 de mayo de 2005

Abuelita dime tú...



Mi abuela lo guardaba todo, no sé si era una característica suya o si se debía a los duros años de guerra y postguerra acumulando latas de comida para poder sobrevivir, el caso es que lo guardaba absolutamente todo.
Al poco de morir ella, estábamos un día haciendo limpieza en su habitación y tirando trastos cuando, de un viejo tambor de detergente de esos redondos, sale la muñeca que podéis ver arriba, exactamente la misma, la versión de Heidi que hiciera Famosa hace unos 25 años, eso sí algo más deteriorada que la de la foto, con el vestido apolillado y la cara llena de marcas de rotulador Carioca.
A mí, que no había visto a la muñeca en mi puñetera vida, me dió un escalofrío y tuve que sentarme para evitar que las piernas, que se me habían convertido en gelatina, me traicionaran y acabaran mandándome al suelo.
"¿Y esa muñeca?" pregunté, sudando copiosamente y con los ojos muy abiertos, como las chinas de The Ring.
Mi madre sonrió como de medio lado y giró la cabeza para no tener que mirarme a los ojos, mi hermana, sin embargo, estalló en una enorme carcajada.
"¡¡¡Pero si es Heidi!!!"
"Ya sé que es Heidi" le contesté yo "pero es diabólica... mírala, es peor que Chucky, Dios mío, esta noche voy a tener pesadillas".
"Igualito que cuando eras pequeña"
"¿Cómo dices?"
Mi madre decidió intervenir, aguantándose la risa.
"Era de tu hermana, la muñeca, pero a ti te daba mucho miedo, no sé por qué"

"Y yo, que era algo malvada te la metía en el corralito cada vez que no me veían, ponías una cara de terror... jejeje, y reptabas hacia el otro lado, tratando de alejarte, hasta que empezabas a llorar... jejejeje, mamá sólo tenía que oir cómo llorabas para saber que era por la muñeca 'saca a Heidi del corralito de tu hermana' me decía desde la cocina".

¡Santo Dios! para que luego hablen los psicólogos de amor fraternal, de lo didáctico de los antiguos personajes de animación y de su pastelera madre.
Y a mí, después de tan terrorífica revelación sólo me quedó una duda que nunca podré resolver:
¿Por qué carajo guardó mi abuela durante 14 años semejante instrumento de tortura?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que también hay abuelas que se las traen, no solo son las hermanas mayores. La mía (mi abuela, no mi hermana) se movía la dentadura postiza con la lengua para hacerme aullar de terror. Yo podía tener dos o tres años, y sigo recordándolo. Un trauma, oyes.

fridwulfa dijo...

Los traumas infantiles es lo que tienen, sips. Lo de tu abuela aun me parece peor, al fin y al cabo mi hermana sólo tenía 4 años por aquel entonces.

Anónimo dijo...

Pues sí, es bastante peor. Eso sí, luego yo tenía que guardar la compostura siempre, para ser una señorita como dios manda. Las niñas no se rascan. Las niñas no gritan. Las niñas no dicen palabrotas. Las niñas se sientan con las piernas juntas. Las niñas llevan el pelo largo. Las niñas no contestan mal. Las niñas no hacen preguntas...Endevé.

Anónimo dijo...

Cabrona ya me pediras favores.
Tu malvada hermana

fridwulfa dijo...

Jejejje. Reconoce que eras cruel. Toda la vida traumatizada con Heidi por tu culpa, estas son las travesuras que acaban costando una pasta en psicoterapeutas años más tarde.