martes, 23 de agosto de 2011

Pero qué friki soy...

La calle está desierta, hay una ligera brisa, he subido la cuesta pedaleando a toda velocidad y ahora dejo que la gravedad haga su parte y me lleve pendiente abajo hacia Ciudad Lineal. La bicicleta se acelera, el viento me golpea la cara, la calle es mía y sólo mía, y por unos segundos tengo unas ganas casi incontenibles de levantar el brazo en alto y, eufórica, proclamar a voz en grito: ¡¡¡WINTERFELL!!!


viernes, 5 de agosto de 2011

Sigo por aquí...

Aunque no lo parezca.
Este blog anda agonizando, pero por motivos que no termino de explicarme a mí misma, me niego a retirarle la respiración asistida de una buena vez.

Terminará muriendo de muerte natural, supongo. Hasta entonces, cada tres meses me doy un rulo por aquí y pienso "debería actualizarlo" y ahí se queda la cosa, en pensamiento y omisión, porque a la "obra" rara vez llego.

Para los que todavía os pasáis por aquí, para los que no estáis en contacto conmigo por otros medios, quizás debería hacer un post explicando qué es de mi vida estos días, pero lo cierto es que tampoco hay gran cosa que contar. Y las cosas que tal vez puedan resultaros más interesantes... en fin, esas prefiero no contarlas... Jeje.

La gran diferencia es la llegada a casa, hace cuatro meses de Potus, un mestizo de bodeguero andaluz que tiene ahora mismo seis meses de edad.

Potus es simpático, Potus es cariñoso, Potus es inteligente y Potus es un exquisito gourmet que cata todo lo que se le pone a tiro de hocico: libros, cables, pinzas de la ropa, cds de drivers, pen drives, periódicos, cartas del banco... En resumen, todo menos el arroz blanco que tengo que hacerle cada tres semanas para cortar las diarreas galopantes que le producen sus atracones sistemáticos.

El señorito nos ha salido escogencioso, por lo que se ve. Ya me joroba ya que sólo ladre y no hable, porque a base de ladridos todavía no ha sabido explicarme por qué le hace tantos ascos a un riquísimo arroz blanco preparado con todo mi amor mientras come sin reparo toda cagada de pájaro que se cruza por la calle...

Ah, las maravillas de ser madre soltera