A mi amigo el gabacho, que vivía tranquilamente de rodríguez en la casa de su abuela, se le instaló un buen día su tío. Al poco de llegar y cuando estaba todavía haciéndose a la convivencia, su tío se le presentó con una esposa, tras la esposa llegó el perro y hace apenas un mes, el primogénito varón... siempre sin avisar y, por supuesto, sin consultar.
El gabacho resiste firme, ahora y siempre, al invasor, pero va perdiendo terreno poco a poco.
- "¿Qué tal el niño?" le pregunto ayer.
- "Pufff, el niño... el niño se pasa toda la noche llorando, pero llorando, llorando bien, eh" me explica con cierta cara de fastidio en la que se marcan unas oscuras ojeras "no es un buen momento éste para volver a ver 'Cabeza borradora' te lo digo yo".
1 comentario:
Y para rizar el rizo... no solo no me deja dormir la criatura sino que tengo unos ataques de tosen plena noche... que sigo con las ojeras ...pero esta vez de talla XXL.
El gabacho
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