Estamos rodeados de obras. Obras en la oficina de al lado, obras en el patio, obras en el edificio de enfrente... Taladradoras, lijadoras, martillos pneumáticos... Abrir la ventana es una auténtica pesadilla.
"Voy a abrir un poco aquí ¿vale?" me informa Walter, disculpándose, a punto de encenderse un cigarrillo.
"Abre, abre, que el humo es casi peor".
La ventana se abre y, extrañados, notamos que lo único que se oye es el piar de los pájaros.
"¿Han parado todos? ¡Qué raro! ¿Qué hora es?"
"La hora del bocadillo ¡Bendita sea!"
4 comentarios:
Pa que luego digan que los bocadillos no son sanos.
Pues da gracias que los tuyos han parado pal bocata...........q tengo hoy unos en el segundo izquierda que deben estar trabajando a destajo.
Al relato que cuenta este Angel sólo le falta mencionar al cretino que tenemos por vecino... Bienvenido sea, cicuta y bilis para su acogida. Esperemos que respete la hora del bocadillo. De lo contrario, ¡¡¡será la guerra!!!!
Podria ser un yogur con salvado?
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