- Yo me depilé el verano pasado con arcilla.
La afirmación me pilla tan de sorpresa que casi se me cae el teléfono de la mano porque eso de que la arcilla depila no lo había oído yo en mi vida y porque quien me da tan fascinante información no es otro que el de las paletas de playa, viejo amigo, macho entre los machos, la última persona a la que imaginaría yo siguiendo el rollo metrosexual y probando la depilación corporal.
-¿Pero qué me estás contando? ¿Y qué te depilaste?
- Pues todo el cuerpo.
- ¿En serio? ¿Pero todo, todo?´
- Sí, sí, todo, menos las axilas, claro.
- ¿Ahí también?
- Bueno, no, ahí no.
- Te dejaste un penachín.
- Eso, sí.
Yo, que suelo tener una imaginación de lo más vívida, tengo ciertos problemas para visualizarlo.
- ¿Y cómo funciona lo de la arcilla ésa?
- Pues son unos polvos blancos, así, como la maizena. Los mezclas con agua y lo extiendes por la zona que quieras.
- Como la crema depilatoria.
- Supongo, sí. Pero luego tienes que dejar que se seque.
- ¿Hasta que haga costra?
- Sí, sí, es jodido, no puedes moverte nada, porque se descascarilla, claro.
Jajajaja. Entonces mi activa imaginación se pone por fin en marcha y lo veo todo perfectamente, le veo a él, con todo el cuerpo embadurnado en lodo, al aire sólo ojos y partes pudendas, moviéndose como el monstruo de Frankenstein para evitar "descascarillamientos", pegajoso, irreconocible, todo por un "quítame aquí esos pelos". ¿Tienes fotos? me dan ganas de preguntarle porque seguro que a Wes Craven le encantaría verlas.
1 comentario:
Bueno, vale. Pero descascarillado a parte... como coño depila eso? Duele?
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