"Voy a tomar un café ¿queréis algo de la calle?" nos pregunta el gallego impasible.
"Pues si me puedes traer un paquete de Fortuna..." le pide Walter.
El gallego impasible, nunca dado a usar ni una palabra de más, asiente con la cabeza y sale de la oficina.
A los cinco minutos le vemos avanzar por el jardín de la oficina ya de vuelta, llega a la puerta, abre, da un paso al interior y, sin decir nada, sale de nuevo y se marcha.
"Creo que se ha olvidado tu tabaco" le digo a Walter.
Walter se descojona de risa dándome la razón.
"Sí, sí, ha entrado, me ha visto, se ha llevado la mano a la cabeza y ha vuelto a salir"
"Eso no lo he visto"
"Sí, sí... se ha dado una palmada en la frente, así..." Walter imita el gesto, mondado de risa.
"¡Qué tío!"
"Vive en su mundo, un mundo paralelo a este"
El gallego ha regresado apenas dos minutos más tarde y, todavía sin pronunciar palabra y para deleite nuestro, que no hemos podido aguantar nuestro cachondeo, le ha alcanzado su tabaco a Walter a través de la ventana.
"Súbelo al blog, súbelo al blog" me dice Walter, enjugándose lágrimas de hilaridad.
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