Mi primer encuentro con la gastronomía Canaria se produjo en mi escapada a Tenerife del año pasado, en un restaurante-franquicia del aeropuerto quince minutos antes de embarcar de regreso a Madrid y tras pasar todo el fin de semana comienzo morcilla de Burgos y pulpo a la gallega.
"De este viaje no pasa" me dije para mis adentros cuando compré el billete este año. "Voy a ponerme morada a papas con mojo, come rain or come shine".
Carmela, encargada de darme asilo en Tenerife y organizar mi agenda de actos, me llama y me informa con entusiasmo: "Ya lo tengo todo organizado, primi, y el domingo, escucha, el domingo comemos todos en casa de mi madre que nos va a hacer... "
"Esta es la mía" pienso yo "¿Papas arrugás? ¿Mojo picón?"
"¡¡¡Un cocido madrileño!!!" Anuncia triunfal Carmela.
Mi recorrido gastronómico por las Islas Afortunadas ha quedado de la siguiente manera:
Viernes: Tortilla de patata con chorizo.
Sábado: Chino
Domingo: Cocido madrileño.
"Capulla" me dice Carmela, algo picada "mucho cachondeíto te traes tú con eso de la comida canaria.
"Es que, me reconocerás que venir a Tenerife y hartarme de morcilla de Burgos y cocido madrileño pues como que no pega mucho".
"Pues te vas a cagar" me dice "para que no te quejes, te voy a llevar a cenar típica comida canaria y nada más llegar."
El jueves aparcamos en la puerta de "El Patio Canario" y Carmela, con aires de connaiseur agarra el menú y comienza a pedir: "Papas, mojo, carne fiesta, queso frito... "
Dos horas más tarde, rayando ya la hora bruja, salimos del restaurante rodando.
"¿No querías comida canaria? pues toma dos tazas" Me espeta, triunfal "y ya puedes ir poniéndolo en tu blog, bonita".
1 comentario:
jajajajajajja, esto es ya amenaza: "al blog vas"... pero reconoce que esta vez me porté como debía y enmendé mi falta...
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