Entro esta mañana en la ofi, después del café con porras, después de un largo fin de semana de tres días pegándome con el tocho-libro de "Análisis contrastivo de textos Inglés-Español" y me encuentro en mi sitio una caja de colorines con un post-it que reza: "De Walter", así, literal.
-"Coño, qué buen rollo"
El Walter se ha ido el fin de semana a disfrutar de Santoña y ha vuelto lleno de regalitos. Para Charlie, una latita de deliciosas y exclusivas anchoas y para mí, que no me gustan las anchoas, una peaso caja de galletas artesanas de Toranzo que tengo que reprimirme para no abrir y devorar en el acto.
El Walter es lo que tiene, que además de rubio es encantador.
-"Oye, este lomo que hay aquí hay que comérselo, que va a caducar" dice Charlie un par de horas más tarde, inspeccionando el contenido de la nevera. Y se echa un par de lonchas al buche "pufff, está tremendo ¿de dónde ha salido?"
-"Lo he traído yo" aclara Walter.
-"Ah, ya pensaba que teníamos un duendecillo en la oficina que se dedicaba a llenarnos la nevera" ríe Charlie, mascando lomo como un descosido.
-"No, es Walter, que no hace más que traer comida, pero luego él nunca come nada"
-"Es el problema de ser un hombre objeto, Fridwulfa" me explica Walter "tiene sus sacrificios".
-"Ah ¿tú también?" farfulla Charlie espurreteando lomo.
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