sábado, 8 de abril de 2006

Historia de una escalera

Llevo poco tiempo viviendo en mi actual piso y apenas conozco a mis vecinos.
En mi edificio sólo hay cuatro pisos y sólo hay dos puertas por piso pero a pesar de todo, sólo conozco bien a mi vecina de rellano, una señora mayor y encantadora con la que coincido todas las mañana, yo camino de la ofi, ella camino de misa.

También conozco a mi vecina de abajo y a su perro, un caniche nervioso y asustadizo que, cuando lo dejan solo, ladra desconsolada pero persistentemente durante largas horas.

Y conozco también a la otra vecina del piso de abajo, bueno, la conozco a ella y a su marido e incluso a su hijo pequeño, conozco el interior de su casa y sé que terminaron de pintarla y reformarla por completo hace menos de un año y que fue entonces cuando aprovecharon para hacer la obra de la cocina... lo sé (aunque no me interese un pimiento) porque me lo contó hace unos meses cuando me lloraba desconsolada por la mancha de humedad con gotera abierta que, según ella, le habíamos provocado en su nueva y flamante cocina "mira, mira la vitrocerámica... arruinada". Y eso que yo trataba de argumentarle que era más lógico que la gotera se la hubiera provocado mi encantadora vecina de rellano, que al fin y al cabo es la que tiene grifos y cañerías justo encima de ella. "Sí, pero cuando se lo he dicho, ha mirado y no ha visto ninguna filtración"; "toma, nos han jodido, ni yo tampoco en mi casa".

Conozco al vecino que vive justo encima de mí, un señor grandullón y con cara de pánfilo a cuya casa subí en una ocasión a devolver unos calcetines negros de caballero que habían caído en mi tendedero. "Es que mi mujer no está" me dijo, mirando los calcetines con desconfianza "bueno, pues déselos cuando llegue", "ya ¿y si no son nuestros?", "mire, la suya es la única cuerda con ropa tendida de toda la fachada y estos calcetines acaban de aterrizar en mi tendedero, con pinza y todo, yo creo que podemos arriesgarnos y afirmar que, efectivamente, los calcetines SON suyos".

A quien no conozco, o eso creo, es al vecino guasón que se dedica a usar mi buzón como si fuera una papelera comunitaria.
No le conozco, no, pero me gustaría conocerle/a y aprovechar para darle las gracias por el ejemplar de la revista GALA del 1 de marzo que amablamente me ha dejado esta tarde como regalo.

8 comentarios:

Johan Schnabel dijo...

No te entusiasmes con la generosidad de tu vecino: Gala la regalan con cierto diario los sábados...

fridwulfa dijo...

Lo sé, éste es un ejemplar gratuito, sí. Pero trae una entrevista de George Clooney con unas fotos más que interesantes, así que estoy empezando a relajarme con el tema.

Anónimo dijo...

Uy, y aún tienes suerte.
En mi última vivienda, estaba rodeada de:
Arriba: Una pareja de rockeros que ensayaban con los amplis a tó volúmen (y quién, con unas sonrisas tan encantadoras, les decía que se dedicaran a otra cosa y dejaran de torturar nuestros oídos).
Delante: Un matrimonio castizo apañó con 2 criaturas que encajaban con surrealista perfección en el perfil de Pepa y Pepe.
Abajo: A la derecha, la madre viuda del marido/macho ibérico de mi planta. Con una mala baba que no se podía aguantar. Ella también tenía un caniche, psicótico, el pobrecillo, pero yo la temía más a ella. Y a la izquierda, la entrañable Susi. Antes conocida por Manolo. Un pedazo mujer de metro ochenta con 40 años y el culo más respingón que el mío (sniff). Tuve el honor de desvelar uno de los grandes misterios de mi querido barrio catalán. Yo no sabía aún que era un misterio. Recordaré hasta el día en que me muera esa conversación que empezó con un "has adelgazado, qué guapetona estás" y terminó con la rubia despampanante con el ajustado pantalón por los tobillos enseñándome su piel de naranja en medio del descansillo.
Sí, sí... no estaba completamente operado *carraspeo*

Así qué, Fridwulfa, ánimo y a por el toro, que estas experiencias siempre acaban resultando memorables en la cena de navidad.

Y excelente blog, por cierto. Estoy disfrutando las entradas anteriores como una enana...

aprendiz-de-mucho dijo...

Los vecinos son siempre un extra del piso, a veces un lujo, otras una lacra... espero que tengas suerte con ellos!!!

Anónimo dijo...

no son tan malos, ¿sigue el elefante peludo del cuarto? Un perrazo enorme que daba miedo verlo cuando se te cruzaba en la escalera. Por supuesto, había que dejarle pasar porque los dos no cabiamos.

Iván dijo...

Pues para no conocerlos mucho como decías tienes bastante idea de los que te rodean... yo aquí de momento sólo conozco al de al lado, que cuando no está su padre se trae a la novia y... en fin, las paredes son demasiado finas (para todo).

Yo es que debo ser muy antisocial, porque casi es lo que peor llevo, aguantar a los vecinos cuando no me interesa. Y con el gato no me queda más remedio que hacer el simpático, porque este se escapa nada más abrir la puerta, y luego me toca ir tras él en cualquier planta o en la entrada, y claro, sale disparado y ponte a justificar qué haces tú en chandal a las once de la noche, en la escalera, después de tirar la basura...

Awake at last dijo...

Sólo lo de los calcetines ya parece un diálogo entre Marcos (Mundstock) y Daniel(Rabinovitch), XDDDDDD, XDDDDD, XDDDDD

Besos!

Anónimo dijo...

Bueno, bueno... empieza a preocuparte cuando te inviten a tomar un helado con forma de ratoncito y sabor a yeso... y no aceptes ningun colgante con cierto olor extraño.