Ayer salí de la ofi a eso de las 5 de la tarde, grogui tras una siesta en el sofá comunitario de casi hora y media, y como me esperaba tarde de compras (navideñas y de primera necesidad), hice una primera parada en el bar-restaurante de la esquina para tomarme un café y despejarme algo antes de enfrentarme a transportes públicos y centros comerciales.
Despejarme me despejé, desde luego, mucho antes incluso de tomarme el café porque nada más abrir la puerta del bar me recibió Camilo Sesto cantando a pleno pulmón eso de "Viviiiir asíiiii es moriiiir amooooor".
Al fondo del bar, unas ocho personas (compañeros de trabajo, claramente) se desgañitaban con la canción mientras daban sorbos a diversos cubatas y se morreaban entre sí.
Acojonada, me senté en la única banqueta que habían dejado libre, junto a la puerta, y le pedí un café al camarero, que me miró con cara de resignación y levantó las cejas como diciendo "la que me ha caído, estos me tienen aquí hasta las 11".
Camilo Sesto dio paso a una sevillana y allá que se lanzaron a bailar tres (sí, tres) de las chicas del grupo, en mitad del bar, con gran despliegue de taconazos, palmas y Olés, Ozús y arsa jaleos, mientras en la cristalera del bar empezaban a acumularse mirones curiosos.
Yo, cada vez más acojonada, soplaba con insistencia mi café para poder tomármelo lo antes posible sin escaldarme la lengua cuando por el hilo musical comenzaron a sonar los primeros acordes de la versión lolailo de "My Way". El café cayó de un solo trago mientras le hacía un gesto horrorizado al camarero.
- "Javi, cóbrame."
El camarero me miró por un momento con cierta simpatía y, no nos engañemos, con cierta envidia porque yo sí podía escaparme a la tortura.
- "No, deja, hoy invita la casa."
1 comentario:
Visto lo visto no sé como algunos se extrañan de la recrudecencia de las agresiones en España... porque de no haber salido corriendo de ese bar; habrias cometido alguna desgracia.
Vamos que ya te veia tomando las uvas detras de las rejas.
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