viernes, 3 de octubre de 2008

Paul Newman que estás en los cielos

Llevo casi una semana dándole vueltas a la cabeza y tratando de escribir un post sobre Paul Newman. No es fácil, os lo aseguro, y, sobre todo, no es fácil evitar los tópicos: glosar sus méritos cinematográficos, loar sus ojos azules, derretirse con su físico y su rostro esculpido a cincel.

No es fácil porque para mí Paul Newman era mucho más que todo eso. Empezó tal vez como ese actor indescriptiblemente bello con cuyas películas pasaba las tardes de los sábados en casa. Siguió como ese actor de innegable talento con cuyas películas me fui enamorando un poco más del cine, pero pasó a ser un hombre al que admirar, con méritos que se extienden mucho más allá de su físico, su talento y la suerte relativa que tuvo en el mundo de Hollywood.

Tal y como veo yo las cosas, la muerte de Paul Newman es una putada a nivel cósmico. Así, con todas las letras.
Es una cuestión de kharma, equilibrio, justicia divina, casi.
Por cada egoísta, tenemos a un desprendido; por cada misántropo revenido, un filántropo entregado; por cada personaje anodino, un personaje con carisma; por cada ególatra, alguien capaz de -como dijo Kevin Spacey- extirparse el ego quirúrgicamente; por cada anciano de 30 años, un joven de 70; por cada racista/xenófobo/homófobo radical, un defensor de la igualdad independientemente de raza/procedencia/identidad sexual...

A veces, ciertos errores de burocracia cósmica (como dice Les Luthiers), hacen que una sola persona reuna todas esas cualidades y es cuando la cagamos pero bien, porque una vez que se van, necesitamos a seis, siete, ocho individuos para llenar el vacío que dejan.
Jodido ¿verdad?

Hace apenas unos minutos, cuando comenzaba a escribir este post, un amigo me ha enviado un power point repleto de fotografías maravillosas de Paul Newman: "para tu blog", me decía.
He estado varios días pensando en este post, he estado varios días tratando de encontrar la fotografía adecuada para acompañarlo o el fragmento de película idónea para ilustrarlo, pero es tan complicado, es tan difícil limitarlo a una mera instantánea o unos breves minutos de personaje inventado por otro, que he desistido.

Todos conocemos sus películas y hemos visto hasta la saciedad sus posados de estudio, así que mejor os dejo con esto, que me parece mucho más apropiado y acorde a lo que tan torpemente he intentado contaros.

6 comentarios:

IVAN REGUERA dijo...

PRECIOSO. FALTABA TU HOMENAJE.

Me ha encantado eso de que "una vez que se van, necesitamos a seis, siete, ocho individuos para llenar el vacío que dejan".

JODIDO, REALMENTE JODIDO.

Anónimo dijo...

Quizas tu mejor post.

Emocionante y triste.

En este caso se necesitan mas de diez para llenar el vacio que deja.

Un ejemplo para todos.

Besos.

Awake at last dijo...

:-)

Mks.

DaNy Arceo dijo...

Frid, sabes mil millones más que yo de cine, y mil millones más uno más que yo de Paul Newman, y tienes mil millones más dos de cirterio cinematográfico que yo, pero el fin de semana que estuve en Vitoria (el pasado) vi una mañana un periódico en el que anunciaban la triste noticia me acordé de ti (y de Saibot) y aunque no soy ni por asomo el mayor admirador ni conocedor de todo lo que le rodea, te juro que, por lo poco que sé, fue un golpe tremendo.

Creo que con pocos (y no me limitaré al entorno del celuloide) se ha perdido tanto como con esta figura.

Meditaba hace poco acerca de, si el impacto que ha creado en gente como yo, que disfruta del cine de forma aficionada, como no habría sido para personas que quieran y hagan de él su vida, no solo profesional.

Mi más sentido pésame.

Anónimo dijo...

Amen.

El escribidor dijo...

Gracias por tu comentario. Si necesitas alguna información y puedo hacértela llegar, estoy a tu dispoción. Un saludo.