Aunque me gusta dormir, reconozco que no necesito más de seis horas de sueño para levantarme fresca como una lechuga, pero los excesos de los últimos días han terminado por pasar factura y ayer, tras tumbarme en el sofá del "salón" con la intención de leer un rato, terminé quedándome frita, tan frita, que ni me enteré de las siete llamadas y los cuatro mensajes de texto que recibí en el móvil entre las 8 y las 10 de la noche.
La única llamada que consiguió medio despertarme y hacerme levantarme del sofá para responder fue la de mi tía a las 10 de la noche.
Sé que fue breve aunque lo único que recuerdo de ella es lo siguiente.
MP: "¿Dónde estás?"
Frid: "En la cama"
MP (visiblemente preocupada por mi respuesta): "¿¿Qué te pasa??"
Frid: "Que tengo sueño"
Obvio ¿no?
