Charlie se acerca a nuestras mesas con cara de pillo, ojillos brillantes, temblando de gozo anticipado ante el chismorreo que está a punto de contarnos.
-
¿A que no sabéis...? murmura por lo bajini.
Yo me levanto de mi sitio y me acerco a él, porque los cotilleos son mucho mejores cuando los cuentas a media voz y porque desde mi sitio no oigo un carajo.
-
¿Qué?-
¿A que no sabéis a quién han cogido "éstos"
de becaria?"Éstos" son nuestros compañeros de oficina. Unos amiguetes de Charlie que tienen una pequeña productora y comparten espacio con nosotros.
-
¿De becaria o de "becaria"? pregunto yo.
-
No, no, de becaria. Especifica Charlie, con cara de maldad suprema.
-
¿Pero la conocemos? Vocifera Walter, que nunca ha sido famoso por su discreción.
-
Shhhh. Baja la voz, tío, que está ahí... dice Charlie, señalando la puerta del despacho de "estos".
-
¿Bueno pero quién es?-
Fue compañera nuestra-
¿En la escuela de cine?-
Sí, en interpretación.-
¿Menganita? digo yo con cara de incredulidad
-
No. Pero sabía que ibas a decir ésa. "Ésa" y yo tuvimos un mal encuentro en un rodaje y no le tengo demasiada simpatía, el hecho de que sea más tonta que un collar de uvas tampoco juega mucho a su favor.
-
Ah, entonces Fulanita. Susurro yo.
-
Justo.
-
¡¡¡¡¿LA PUTA?!!!! brama Walter.
Horrorizados nos volvemos todos hacia él, recriminándole su falta de tacto.
-
Pero tío... Joder, cómo te pasas. Macho, que está ahí dentro, te va a oír... Pero qué indiscreto eres... Walter nos mira indignado.
-
Pero dejadme terminar, coño. ¿La que HACÍA de puta en mi cortometraje?