- "¿Te contaron al final que Carlos tuvo que prestarnos una maleta?", le pregunto a Sebas
- "Me contaron que se compraron una maleta nueva"
- "Ah, sí, eso también. Comprada una hora antes de hacer el check-out en el hotel"
- "¿Pero tanto equipaje llevaban?"
- "Tanto y más, Sebas, lo llevábamos todo. Fíjate cómo sería la cosa que cuando desembarcamos en Madrid le mandé un mensaje de texto a mi compañera de piso para avisarla: 'prepárate, voy para casa con Carmela, mi hermana, mi sobrina, cuatro maletas, un duende, nueve botes de dulce de leche, una máquina de escribir... ah ¡¡Y UNA RUSA CON CAGALERA!!'"
Y por si a alguien todavía le quedaba alguna duda, aquí dejo testimoño gráfico del estado de nuestra habitación mientras intentábamos meter todo el equipaje (incluidos los 12 libros de Mafalda, los 16 dvds y las p**** cajas de alfajores) en las 3 maletas con las que contábamos en ese momento.
Ah, por cierto, la historia de la rusa con cagalera... os la cuento otro día
4 comentarios:
ALFAJORES!!!
ALFAJORES!!!
ALFAJORES!!!
Me siento como un maldito zombie del Resident Evil buscando cereeeeeebrosssss
cereeEEEEEeeebrossss
XDDD
Pero que riiiicos que están los jodíos... alfajores, no los cerebros... ¿o sí?
Traerse una rusa con cagalera como souvenir de Argentina, me parece francamente original pero bastante incómodo. Cuéntanoslo!
La rusa con cagalera era souvenir de Atlanta.
Ah! Ahora lo entiendo. Mucho más lógico, dónde va usté a parar.
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