Durante dos años largos trabajé en la atención al cliente de una conocida empresa de telefonía fija, en el turno de fin de semana, y allí coincidía con una compañera apasionada de Adriano Celentano.
Los domingos por la mañana dedicábamos las primeras horas a repasar su discografía y cantar a grito pelado sus éxitos más conocidos.
Desde hace un par de semanas, uno de mis contactos del guglútalk firma con frases de Azzurro. No sé si porque se va de Interrail este verano, porque se ha echado un ligue italiano o porque ha abandonado su confesada pasión por Jacques Brel y la ha trasladado a Celentano.
Sea por lo que sea, desde hace un par de semanas, cada vez que abro el googletalk me acuerdo de mis años mozos, de mis madrugones de fin de semana, de compañeras de trabajo a las que hace años que no veo y de mis abandonados esfuerzos por aprender italiano y empatar con mi madre como políglota oficial de la familia.
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