Para empezar el día, con energía

Cuando he entrado en la oficina esta mañana me he encontrado al gallego impasible, sólo a él, en pleno frenesí empaquetador desmontando el ordenador de Junior y tratando de meterlo en una caja.

- ¿Qué pasa, nos mudamos hoy?

- Eso parece

- Pero, pero… ¿no nos íbamos el viernes?

- Esa era la idea, sí

- ¿Entonces?

- Pues nada, que telefónica ha sido más competente de lo que le corresponde y ya nos ha hecho el cambio de línea. Estamos sin red.

- ¿Sin Internet? Hahahahahahahaha. Espera, déjame que te ayude con eso.

Al final la cosa ha quedado como sigue: Junior está trabajando desde casa. El gallego impasible tiene que pasarse la mañana en la sala de edición revisando cintas con brutos para no sé qué pieza.

- Prefiero seguir empaquetando

Walter no llega hasta las 12 porque está dando clase a primera hora y Charlie está de reunión en Telecinco tratando, entre otras cosas, de que se apiaden de nosotros y no nos manden trabajo hasta esta tarde en que habrá un par de ordenadores funcionando en la nueva oficina.

¿Y dónde me deja eso a mí? De guardia en la ofi antigua, solita y, supuestamente, acercándome al cíber cada 20 minutos para comprobar cuentas de correo y apagar fuegos.

De momento he conseguido ahorrarme los paseos al locutorio del barrio pirateando la conexión de una tal Adela ¡¡¡bendito WIFI!!! pero la señal es prácticamente nula y no sé lo que me durará el chollo.

¿Quién dijo aquello de monday, bloody monday?